La vida en Saraguro

Publicado en por Ludy

Primero para no crear confusiones, aclarar que todo lo que he escrito últimamente en el blog, ha sido sobre las excursiones que hemos hecho los fines de semana. Desgraciadamente no estoy todo el día viajando, aquí también se hacen cosas productivas ;-)

Creo que después de un mes en Saraguro, es hora de reflejar un poco la vida aquí: una vida tranquila, pero en la que cada día se ve algo nuevo, y puedes apañártelas para hacer cosas diferentes.

Nos levantamos  todos los días a las 7 de la mañana, y si hace sol, más contenta (mi humor mañanero ha mejorado bastante).
Desde que estoy en Saraguro estoy alojada en un hostal comunitario que está en la parte alta del pueblo, con muy  bonitas vistas, muy acogedor, y donde estamos como en casa.

 



Lo normal es desayunar  en el hostal, y bajar a la oficina, que está a unos 10 minutos andando .
Sobre las 12:30 almorzamos, ya por costumbre, en “mamá cuchara”, una cooperativa de mujeres en la plaza de la iglesia, donde ya somos asiduas, y no me ponen arroz cada día :-)

Luego vuelta a la oficina hasta las 6 o las 7, y a la salida variamos entre planes sociales y no sociales, aunque durante la semana el plan suele resumirse en pasear un poco,  preparar la cena,  y dormir.

Algunos días los pasamos en las comunidades. Cuando alguien de nuestra organización se desplaza, intentamos acoplarnos para ver el trabajo allí, y conocer un poco cómo es la vida en los alrededores de Saraguro.  Algunas comunidades están a  más de 2 horas, pero con el increíble y variable paisaje andino, el camino se  hace muy corto en la parte de atrás de la camioneta.

Igualmente cuanto más alejada está la comunidad, más increíble es la experiencia de inmiscuirse por un momento en el  día a día estas personas, y descubrir su amabilidad y tremenda hospitalidad. Es imposible irse sin comer ni beber algo (también está mal visto rechazarlo), y siempre te animan a volver. Cuanto más aislados están,  más receptivos  y participativos son, y realmente se puede apreciar el estilo de vida comunitario, un poco perdido en las comunidades más intervenidas.

Pero sin duda lo más bonito aquí son los niños, con esa mirada y la felicidad que desprenden. Aunque  cuesta un poco ganarse su confianza, en el momento que se rompe el hielo son increíbles.


Una de las actividades que hemos hecho ha sido impartir talleres de inglés para 40 niños de las escuelas bilingües de quichua. Pese al miedo inicial de lidiar con tanto niño de diferentes edades, la experiencia fue más que gratificante, sobre todo el andar por el pueblo y oír vocecitas que repiten en inglés  cosas que enseñamos en clase.


Durante este mes en todas las comunidades de los alrededores hay fiestas y  bailes celebrando “las Cruces”,  fiestas que mezclan tradición cristiana e indígena, y juntan a muchos jóvenes y no tan jóvenes en los bailes. Durante dos fines de semana hemos vivido a tope la “movida saragureña”, realmente integradas y pasándolo rebien en un ambiente  festivo totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados.


Saraguro significa en quichua “tierra de maíz” y ya es  tiempo de recoger la cosecha. Aquí comen muchos platos que provienen de este cereal, uno de ellos, las "humitas". 
El domingo pasado lo pasamos en casa de Damián aprendiendo a cocinar con su madre. Nos llevó casi todo el día: Primero desgranamos el maíz, luego se muele con un molinillo, y la pasta se mezcla con huevo, azúcar y mantequilla. Luego se envuelve la pasta en las hojas que cubren el maiz, y se cuece.
Por último...se comen...¡y si son acompañadas de tortilla de patata y torrijas mucho mejor!


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